Domingo de Ramos. Dolor y muerte. Resurreción y Gloria.

Liturgia de las Horas: Propia.

Una gran obertura, para una semana de dolor y de gloria.

La introducción a la Eucaristía de hoy, nos revela el verdadero sentido de la celebración litúrgica de ese domingo. En el largo caminar pascual que hemos venido haciendo durante la cuaresma, nos disponemos a vivir, como etapa final, una gran semana de muerte y de vida; de dolor y de gloria. Este domingo es el pórtico de entrada. El calendario litúrgico lo titula: "Domingo de Ramos en la Pasión del Señor"; al que hay que añadir Resucitado.

La celebración tiene dos momentos relevantes: La Procesión de las Palmas y la lectura dela Pasión. En el primero, celebramos de forma anticipada el triunfo pascual de Jesús sobre el mal y sobre la muerte. En el segundo, vienen a primer plano los sufrimientos y la muerte de Jesús.


El Señor me ayuda; no quedaré defraudado.

Durante la semana leeremos los cuatro cánticos del "Siervo de Yahve" del segundo Isaías. El profeta nada dice de la identidad de este personaje. Los escritores del Nuevo Testamento en el "siervo sufriente" un anuncio de la vida, misión humillación y exaltación de Jesús.

Hoy leemos el tercero de los cánticos del siervo. Se nos presenta como un discípulo formado en la escucha de la Palabra de Dios, y al mismo tiempo, como un experto para decir una palabra de aliento al abatido.

La misión a la que lo llama el Señor no será fácil. Tendrá que enfrentar los ultrajes, y hasta la agresión física. A pesar de todo, no se acobardó; no se sintió defraudado; ni se hechó para atrás. Contaba con la ayuda del Señor que no le podia fallar. Jesús manifestó esta enteraza, al comparecer ante los tribunales, donde fue humillado y maltratado; al cargar con la cruz camino del suplicio; y en el momento de morir en una gran soledad.


Buscaban apoderarse de Jesús, para darle muerte.

Leemos el relato de la Pasión de Jesús que nos ofrece el Evangelio de Marcos. Ocupa un lugar destacado respecto al resto del evangelio; hasta el punto que algunos lo consideran como una historia de la Pasión, precedida de una extensa introducción".

En su relato, Marcos sigue el esquema de los otros tres evangelistas, pero aporta sus particularidades. Nos ofrece como un horario de la pasión: Jesús se reúne con los discípulos al atardecer; Pedro lo niega al cantar el gallo; a la mañana es entregado a Pilato; la crucifixión y la muerte transcurren en dos espacios de tres horas; es enterrado al atardecer.

El camino de Jesús que culmina en la muerte, es una marcha en total soledad. Los amigos desaparecen; apenas le acompañan al pie de la cruz un reducido grupo de mujeres, "mirando de lejos". Finalmente, las palabras del salmo 22: "Diso mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?", indican que hasta experimentó la soledad de Dios. La muerte en cruz era para los romanos una forma de ejecución humillante.

Para Marcos, con la crucifixión y la muerte de Jesús en la cruz quedó develado el secreto mesiánico, que recorre todo su evangelio; y es precisamente un pagano que lo devela: "Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios" (Mc 15,39).


Tengan los sentimientos de Jesús, humillado en la cruz exaltado a la gloria.

Este hermoso imno cristiano, que nos ha llegado en la carta de Pablo a los filipenses, presenta de forma admirable los misterios que celebramos en estos días. El himno presenta la totalidad del misterio de Cristo en tres tiempos.

Primer tiempo: la condición divina de Jesús como Hijo de Dios. Como dice Juan en el prólogo de su evangelio: "Existía al principio junto a Dios" (Jn 1,2).

Segundo tiempo: se hizo semejante a los hombres y tomó la condición de esclavo. La expresión utilizada para expresar este segundo paso es audaz: "se vació de sí mismo". Puesto ya en este camino, llevó su humillación hasta morir en la cruz. Éste fue el signo supremo de su amor y de su obediencia al Padre.

Tercer tiempo: Dios lo exaltó dándole su titulo de Señor (Dios); de modo que ante él se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra, en los abismos. De la humillación de Jesús hasta la muerte, segundo tiempo, y de la exaltación a la gloria, del tercero, hacemos memoria estos días.

Pablo nos indica cómo vivirlos: con los mismos sentimientos con los que los vivió Jesús. Tenemos que ponernos en la piel de Jesús en la noche de la cena pascual el Jueves Santo; seguir con él en la noche y en el día del Viernes Santo y del Sábado; para amanecer resucitado y Glorioso en el Domingo de Pascua.

Reflexión:

¿Estás dispuest@ a renunciar a todo
por complacer a Dios?

3 comentarios:

lojeda dijo...

Feliz y Santa Semana, amiga y que al final de ella, podamos resucitar con Cristo.
Un beso

ILUSION dijo...

Hola Angélica,,,,que hermoso y bello todo lo escrito,,,,me ha gustado mucho¡¡¡¡¡¡

Besitos y feliz semana santa¡¡¡¡¡

Pasión del Señor dijo...

Gracias amigas por pasar y dejar su huella en este lugar, feliz Semana Santa, y felices Pascuas de Resurrección próximamente. Se les quiere mucho. Un abrazo enorme y bendiciones infinitas.

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