Lunes Santo. Te he hecho alianza de mi pueblo.

Siguiendo el camino del "siervo de Yahvé" que nos ofrece Isaías, leemos hoy el primer cántico. Dios se encarga de hacer su presentación: "Éste es mi siervo, mi elegido, al que prefiero". Él mismo le señala la misión: "Promover el derecho". Dios lo hace "alianza del pueblo y luz de las naciones". Para cumplir su misión, Dios ha puesto sobre él el don de su Espíritu.

El siervo toma a pecho su misión: no se romperá, no vacilará, se entregará con empeño, para que la ley y el derecho gobiernen las naciones. Abrirá los ojos a los que habitan en tinieblas; librará a los presos y oprimidos.

El siervo tendrá que soportar la violencia de los violentos. Pero, para realizar su proyecto de liberación, no utilizará la violencia, gritos, amenazas, ni las armas, ni la fuerza. Actuará con gran humildad, de modo que no terminará de romper la caña ya quebrada.

Hermosa propuesta para nosotros los discípulos de Jesús, en estos tiempos en que hay que enfrentar la violencia que se ha apoderado de nuestras calles; y los discursos que generan tensión y enfrentamiento.


A los pobres los tienen con ustedes todo el tiempo; a mí no.

Juan ubica la escena de Jesús en Betania seis días antes de la Pascua. Son varias las personas que entran en escena. Como en el Evangelio de Lucas, Marta aparece como mujer que hace las faenas. A María se le reserva el noble servicio de ungir los pies a Jesús y de secarlos con su cabellera. Lázaro es el testigo viviente de que Jesús es "la resurrección y la vida".

Finalmente, aparece Judas, cuya presencia va acompañada de un signo de identidad: "el que lo iba a entegar". Según los relatos evangélicos, la traición de Judas obedeció a la codicia. Juan lo denuncia directamente como un ladrón, que se quedaba con el dinero, con el pretexto de guardarlo para los pobres. ¡Cuántos ladrones se quedan también hoy con el dinero, con el pretexto populista de ayudar a los pobres!

En vísperas de la pasión, el evangelista relaciona la unción en Betania con la sepultura de Jesús. Lo ungió para la sepultura. El relato de Juan nos presenta tres personajes para la reflexión: María, que derrama su amor a los pies de Jesús como oloroso perfume; Marta, que se entrega generosamente a servir; Judas, el falso amigo, que sólo piensa en el dinero.

¿Con cuál de los tres personajes del Evangelio
de hoy te identificas?

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