Estas son las fiestas de Pascua, en que Cristo resucita victorioso
"La noche santa de la resurrección del Señor, es tenida como la "madre de todas las Vigilias, en ella la Iglesia espera velando la Resurrección de Cristo" (CR 21). Desde los primeros siglos de la Iglesia, la Vigilia Pascual ha sido la celebración litúrgica más festiva y más solemne. Todo el itinerario pascual de la cuaresma culmina en esta gran Vigilia, en la que el acontecimiento pascual que celebramos es la Buena Noticia de la resurrección de Jesús.
Como indica Lucas en los Hechos, la resurrección del Señor se celebraba "el primer día de ta semana" (domingo); se iniciaba al anochecer entre "abundantes lámparas", y concluía al amanecer con la "fracción del pan" (eucaristía) (He 20,7-11). Esta celebración dio origen a la actual Vigilia Pascual.
Para celebrarla, la liturgia nos ofrece una gran riqueza de medios: lectura rica y abundante de la Palabra de Dios; renovación de los compromisos bautismales; participación en el banquete pascual de la mesa del Señor resucitado.
Marcos se hace eco de una de las tradiciones existentes en las primeras comunidades sobre la resurrección de Jesús. Se trata de la visita que hacen las mujeres a la tumba de Jesús, pasado el descanso sabático.
El evangelista nos confirma que hubo unos testigos de nombre conocido, que afirmaban que Jesús se les había manifestado resucitado. En este caso, la noticia les llega por medio de un mensajero misterioso. En otros casos, es el mismo Jesús resucitado quien se manifiesta personalmente. Esto lo confirman los demás evangelistas, y Pablo de quien procede el primer testimonio escrito que poseemos sobre la resurrección de Jesús.
El gran pregón pascual de las primeras comunidades nos lo ha transmitido Pablo: "Cristo murió según las Escrituras, y resucitó al tercer día según las Escrituras. Se apareció a Cefas, después a los doce, y luego a quinientos hermanos... Por último se me apareció a mí" (1Co 15,3-8).
La experiencia del encuentro con el Señor resucitado produjo un cambio radical en los discípulos. Del miedo, la tristeza, el susto, la duda de los primeros momentos, los discípulos pasan al gozo incontenible; a la urgencia de llevar la noticia a los hermanos, y después a proclamarla ante todo el pueblo.
1.- La fiesta de la luz
La celebración se abre con una fiesta de la luz. Evocando el relato de la creación, se bendice el fuego, con el cual se prende el cirio pascual. Desde este momento, el cirio encendido se convierte en signo vivo de Jesús resucitado: "principio y fin, alfa y omega, suyo es el tiempo y la eternidad; a él la gloria por los siglos".
"La luz de Cristo, que resucita glorioso, disipa las tinieblas del corazón y del espíritu". El primer signo de comunión con Jesús resucitado, se realiza al prender nuestra vela en el cirio pascual. Cada discípulo se convierte en esta noche en "luz de Cristo", para iluminar el mundo.
2.- La fiesta de la Palabra
El segundo signo de comunión con Jesús resucitado es la Palabra de Dios, asumida desde la fe. Ésta es la fiesta de la Palabra. El amor de Dios a la humanidad se revela en sus obras. La primera, nos la describe el Génesis en su maravilloso poema de la creación. Luego Dios, que se hizo amigo y compañero de la humanidad en su peregrinar por el tiempo, se revela como liberador en diversos momentos, especialmente en la "pascua", sacando al pueblo de la esclavitud.
Cuando el pueblo le es infiel y se aleja de él, lo convoca a una nueva alianza de amor por medio de los profetas. Esta alianza alcanzará su plenitud con la muerte y resurrección de Jesús, proclamada hoy ante el mundo.
3.- La fiesta del agua
Desde el relato de ia creación, el agua está asociada con la vida. En el evangelio de Juan. Jesús se nos revela "como manantial de agua viva que salta hasta la vida eterna" (Jn 4,14). En este mismo evangelio se nos dice, que la 'nueva vida" nace del "agua y del Espíritu (Jn 3,5).
La Vigilia Pascual ha sido desde antiguo (NT) una fiesta bautismal o una fiesta del agua. En su catequesis bautismal a los fíeles de Roma, Pablo ha revelado el sentido profundamente pascual del bautismo. El bautizado, es sepultado con Cristo al descender a la fuente bautismal, y resucita con él al salir del agua. El signo viviente de Cristo resucitado es el mismo bautizado.
4.- La fiesta del pan de vida.
Jesús nos mandó hacer memoria de su muerte y resurrección celebrando un banquete festivo. Cada vez que celebramos la eucaristía, Jesús muerto y resucitado se hace sacramentalmente presente en los signos del pan y del vino. Comiendo de este pan y bebiendo de esta copa, entramos en comunión, con el Jesús que murió y resucitó.
Tras el ayuno de eucaristía que significan el Viernes y Sábado Santos sin misa en esta noche se realiza lo que dice Pablo a los fieles de Corinto: "La copa que bendecimos es comunión con la sangre de Cristo. El pan que partimos es comunión con el cuerpo de Cristo" (1Co 10,16). Este Cristo es el Señor resucitado. Sólo quien realiza en esta noche la comunión con Jesús, que es Luz del mundo, Palabra de vida, Manantial de vida eterna en la fuente bautismal, y Pan de vida en la eucaristía, ha celebrado en plenitud la fiesta pascual con Jesús resucitado.
Como indica Lucas en los Hechos, la resurrección del Señor se celebraba "el primer día de ta semana" (domingo); se iniciaba al anochecer entre "abundantes lámparas", y concluía al amanecer con la "fracción del pan" (eucaristía) (He 20,7-11). Esta celebración dio origen a la actual Vigilia Pascual.
Para celebrarla, la liturgia nos ofrece una gran riqueza de medios: lectura rica y abundante de la Palabra de Dios; renovación de los compromisos bautismales; participación en el banquete pascual de la mesa del Señor resucitado.
La gran noticia pascual: "No está aquí, ha resucitado"
Marcos se hace eco de una de las tradiciones existentes en las primeras comunidades sobre la resurrección de Jesús. Se trata de la visita que hacen las mujeres a la tumba de Jesús, pasado el descanso sabático.
El evangelista nos confirma que hubo unos testigos de nombre conocido, que afirmaban que Jesús se les había manifestado resucitado. En este caso, la noticia les llega por medio de un mensajero misterioso. En otros casos, es el mismo Jesús resucitado quien se manifiesta personalmente. Esto lo confirman los demás evangelistas, y Pablo de quien procede el primer testimonio escrito que poseemos sobre la resurrección de Jesús.
El gran pregón pascual de las primeras comunidades nos lo ha transmitido Pablo: "Cristo murió según las Escrituras, y resucitó al tercer día según las Escrituras. Se apareció a Cefas, después a los doce, y luego a quinientos hermanos... Por último se me apareció a mí" (1Co 15,3-8).
La experiencia del encuentro con el Señor resucitado produjo un cambio radical en los discípulos. Del miedo, la tristeza, el susto, la duda de los primeros momentos, los discípulos pasan al gozo incontenible; a la urgencia de llevar la noticia a los hermanos, y después a proclamarla ante todo el pueblo.
El itinerario de la celebración pascual que ofrece la Vigilia
Sobre todo en el evangelio de Juan, tenemos varios signos de honda tradición bíblica; entre ellos, la luz, la palabra, el agua y el pan. En torno a estos cuatro signos está construida la celebración de la resurrección de Jesús en la Vigilia Pascual.
1.- La fiesta de la luz
La celebración se abre con una fiesta de la luz. Evocando el relato de la creación, se bendice el fuego, con el cual se prende el cirio pascual. Desde este momento, el cirio encendido se convierte en signo vivo de Jesús resucitado: "principio y fin, alfa y omega, suyo es el tiempo y la eternidad; a él la gloria por los siglos".
"La luz de Cristo, que resucita glorioso, disipa las tinieblas del corazón y del espíritu". El primer signo de comunión con Jesús resucitado, se realiza al prender nuestra vela en el cirio pascual. Cada discípulo se convierte en esta noche en "luz de Cristo", para iluminar el mundo.
2.- La fiesta de la Palabra
El segundo signo de comunión con Jesús resucitado es la Palabra de Dios, asumida desde la fe. Ésta es la fiesta de la Palabra. El amor de Dios a la humanidad se revela en sus obras. La primera, nos la describe el Génesis en su maravilloso poema de la creación. Luego Dios, que se hizo amigo y compañero de la humanidad en su peregrinar por el tiempo, se revela como liberador en diversos momentos, especialmente en la "pascua", sacando al pueblo de la esclavitud.
Cuando el pueblo le es infiel y se aleja de él, lo convoca a una nueva alianza de amor por medio de los profetas. Esta alianza alcanzará su plenitud con la muerte y resurrección de Jesús, proclamada hoy ante el mundo.
3.- La fiesta del agua
Desde el relato de ia creación, el agua está asociada con la vida. En el evangelio de Juan. Jesús se nos revela "como manantial de agua viva que salta hasta la vida eterna" (Jn 4,14). En este mismo evangelio se nos dice, que la 'nueva vida" nace del "agua y del Espíritu (Jn 3,5).
La Vigilia Pascual ha sido desde antiguo (NT) una fiesta bautismal o una fiesta del agua. En su catequesis bautismal a los fíeles de Roma, Pablo ha revelado el sentido profundamente pascual del bautismo. El bautizado, es sepultado con Cristo al descender a la fuente bautismal, y resucita con él al salir del agua. El signo viviente de Cristo resucitado es el mismo bautizado.
4.- La fiesta del pan de vida.
Jesús nos mandó hacer memoria de su muerte y resurrección celebrando un banquete festivo. Cada vez que celebramos la eucaristía, Jesús muerto y resucitado se hace sacramentalmente presente en los signos del pan y del vino. Comiendo de este pan y bebiendo de esta copa, entramos en comunión, con el Jesús que murió y resucitó.
Tras el ayuno de eucaristía que significan el Viernes y Sábado Santos sin misa en esta noche se realiza lo que dice Pablo a los fieles de Corinto: "La copa que bendecimos es comunión con la sangre de Cristo. El pan que partimos es comunión con el cuerpo de Cristo" (1Co 10,16). Este Cristo es el Señor resucitado. Sólo quien realiza en esta noche la comunión con Jesús, que es Luz del mundo, Palabra de vida, Manantial de vida eterna en la fuente bautismal, y Pan de vida en la eucaristía, ha celebrado en plenitud la fiesta pascual con Jesús resucitado.
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