Martes Santo. Jesús en su humildad y paciencia.

La imagen de Jesús, es la del Hijo del hombre sentado, pensativo quizás meditando...
Humilde y Paciente espera la llegada de su muerte por amor a la humanidad,
por amor a cada uno de nosotros, por nuestros pecados y los del mundo entero...
Por esta razón su preciosa Sangre fue derramada.


Tú eres mi siervo; estoy orgulloso de ti.

En este día, se leyó el segundo de los cantos del "Siervo de Yahvé". En este segundo canto vuelve a aparecer este personaje sorprendente y misterioso. Se insiste de modo especial sobre su misión. La lleva tan enraizada en su ser, que ya desde las entrañas de su madre el siervo se siente llamado por Dios, es imposible resistirse a su llamado.

Para ejercer su misión, Dios puso en su boca la palabra cortante como espada; él mismo se convirtió en una flecha puntiaguda y penetrante; en todo momento siente la mano del Señor que lo protege sin abandonarlo.

Los destinatarios de la misión son en primer lugar, los "supervivientes de Israel". Pero el Señor ensancha los horizontes: lo "hace LUZ de las naciones". Dios quiere que toda la creación y todos los seres humanos se beneficien de su salvación.


A donde voy no me puedes seguir. Me negarás tres veces.

Ha llegado la "hora de que sea glorificado el Hijo del hombre". Ante esta hora, Jesús se siente conmocionado. Le va a tocar vivirla en una profunda soledad... Empieza el desfile de deserciones. La primera y quizás la más dura es la de Judas. La palabra del evangelista Juan es contundente y dura: "Entró en él Satanás". A Judas se le hizo de noche. Es la hora del poder d las tinieblas, contrarias a la luz, que es Jesús.

Le sigue Pedro; impetuoso como siempre. Se siente muy seguro de sí mismo: "Daré mi vida por ti"; sin embargo, Jesús lo hace bajar a la realidad: "Antes de que el gallo cante... Me negarás tres veces". Después de resucitar Jesús, Pedro rectificará, y por tres veces le confesará su amor (Jn 21,15-17) y lo seguirá, humilde y con menos arrogancia.

En este momento decisivo, Jesús insiste en el mandamiento fundamental: "Ámense". La medida "como yo los estoy amando", hasta dar la vida. Éste es el signo por el cual los han de reconocer.

Reflexión:
Si has traicionado a Jesús, si lo has negado y lo has dejado sólo...
¿Qué estás dispuest@ hacer para rectificar?

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